Las señales analógicas y digitales adquieren valores de manera diferente debido a su naturaleza.
Toman valores continuos en un rango específico. Por ejemplo, una señal de audio analógica puede variar en amplitud desde 0 hasta un valor máximo (como el volumen), y puede tener infinitos niveles intermedios. Esto significa que cualquier punto en el tiempo puede representar cualquier valor dentro de ese rango, lo que permite captar detalles sutiles en la información.
Las señales digitales toman valores discretos, Generalmente, se representan en forma binaria, utilizando combinaciones de ceros y unos. Por ejemplo, una señal digital puede tener solo dos estados: "0" para apagado y "1" para encendido. En aplicaciones más complejas, como el audio digital, se utilizan múltiples bits para representar diferentes niveles de amplitud (por ejemplo, un sistema de 16 bits puede representar 65,536 valores diferentes).
En resumen, las señales analógicas pueden adoptar cualquier valor dentro de un rango continuo, mientras que las señales digitales se limitan a un conjunto específico de valores discretos. Esta diferencia es fundamental en cómo se procesan y transmiten las señales en diversas aplicaciones tecnológicas.
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